Una composición a la europea

La poesía venezolana en el mundo

Por Astrid Lander

Me hallo en San Juan de Puerto Rico adonde he venido invitada por el Pen Club de este país, para presentar mi poemario audiovisual Buen Camino. Hacia el Camino de Santiago. Para dejar izada una bandera venezolana poética.
Tras la celebración del 6to. Festival Mundial de Poesía en Caracas, realizado a fines de junio, en homenaje a Juan Calzadilla, una preocupación queda latente. La proyección de la poesía venezolana en el exterior. A la poesía venezolana le falta ser conocida fuera de sus linderos. Hay que difundirla más, promocionarla más, viajarla más.
Primero hay que sincerarse y aceptar la realidad de la inexistencia de la poesía venezolana en el exterior. Puedo constar que en México, Costa Rica, Ecuador, Chile, Argentina o en la islas de Puerto Rico y República Dominicana, no se consigue ni un solo libro de poesía venezolana en ningún estante de ninguna librería ni en las bibliotecas públicas. Cuando reviso antologías de afuera, busco poetas venezolanos en la lista y tampoco están.
Atención a los organismos que se encargan de ello. Apostar por la ganancia del nombre de la Poesía Venezolana en el Exterior. La Cultura necesita negociarse. Es imprescindible la imagen de una empresa editorial sólida que nos represente.
Es bien sabido que al gestionar y auspiciar convenios de intercambios y alianzas, se abre el camino para comercializar el libro, para así destinar a los escritores a presentaciones, firmas, diálogos abiertos con los lectores y proyectarlos hacia fuera.
Por eso celebramos el premio FIL de Literatura y Lenguas Romances 2009, el cual le será entregado al poeta Rafael Cadenas, en la prestigiosa Feria Internacional del Libro de Guadalajara en México, en noviembre de este año. Lo celebramos con júbilo porque allí reside el valor de nuestra poesía nacional, el merecido reconocimiento que ha obtenido fuera de sus linderos.
La poesía venezolana merece aún más, merece un premio Nobel de Literatura, un premio Príncipe de Asturias, un premio Pen Club Internacional y así proseguir el comienzo que germinó nuestro querido Eugenio Montejo cuando recibió el premio Octavio Paz.
Venezuela es un país de poetas, por donde leemos hay un verso, un poema que nos impresiona, nos late y nos enorgullece leer ante poetas de otras latitudes y así reafirmar que esta es la poesía de nuestros antecedentes.
Propongo una relectura de la poesía venezolana para revisarla como si fuera la primera vez que se hace y propiciar una salida que facilite el mecanismo de exportación y expansión, más allá de Cadivi y dólares libres. Bien se sabe que ante la carencia los medios surgen y nos capacitan para economía de guerra.
Lo primero, anotarse en cuanto festival, feria, encuentro, simposio, congreso haya de poesía en cualquier lugar del planeta y enviar a los poetas a leer, a representar a Venezuela en el ámbito poético, no sólo para leer su poesía (superar egos) sino la de sus antepasados y las de sus contemporáneos. Así iremos por buen camino haciendo montaña, para que en el panorama mundial tenga Venezuela un puntal poético que la encumbre.
La poesía en cierto modo refleja un país, recorre sus paisajes y sus pueblos, adentra los corazones de quienes lo habitan e ilumina su sensibilidad.
No nos quedemos en El país de la pena, revelemos otras imágenes, las palabras de este país poético que poseemos y aboga por sobresalir.

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