JOSÉ GREGORIO CABELLO Y SU TEATRO MANATÍ

Por: Bruno Mateo

Es director del Taller de Teatro Manatí por más de 25 años, donde ha alcanzado diversos reconocimientos. Sus trabajos se orientan hacia la narración oral, promoción de la lectura, desarrollando una línea interactiva con el público espectador. Es por ello que en enero de 2001, fue invitado con su agrupación al XI Festival Iberoamericano de Narración Oral de Agüimes, Gran Canaria, España. Con el monólogo “Reverón” realizó presentaciones en Tenerife, Canarias, España en el año 2001 y en el 2007 se presentan en Barcelona, España con el espectáculo “Jugando con Goya”.

Actualmente ejerce funciones como Subdirector de menciones en el Liceo Bolivariano de Formación Cultural “Fermín Toro” de Caracas.

Ha recibido la Orden “Guaraira Repano” en su Primera Clase, el 13 de junio de 2006, otorgado por el Ilustre Consejo del Municipio Libertador.

La Orden “27 de junio” en su Segunda Clase, enero de 2007, otorgado por el Ministerio de Educación.

Orden “Buen Ciudadano”, el 13 de junio de 2000, otorgado por la Comisión Permanente Contra el Uso Indebido de la Drogas del Ilustre Consejo del Municipio Libertador.

Reconocimiento “Botón Honor al Mérito de la COMECUID”, en su Única Clase, el 26 de junio de 2006, otorgado por la Comisión Metropolitana Contra el Uso Ilícito de las Drogas de la Alcaldía del Distrito Metropolitano de Caracas.

BRUNO MATEO. Háblame desde el momento histórico de la creación hasta nuestros días del trabajo del Grupo de Teatro Manatí

JOSÉ GREGORIO CABELLO. El Taller de Teatro Manatí salta las barreras del teatro liceísta en 1982, casi desde su fundación, participando en el Festival de Teatro Popular y en el 4to Festival de Teatro Breve, con la obra “Al Unísono” una versión que hiciéramos sobre la obra de Elizabeth Schön, para 11 personajes y muchos reconocimientos. Desde allí su proyección con la obra Rosa de la noche, versión sobre la de Mariela Romero. María Rosario Nava, Símbolos de un Continente, sobre el trabajo de César Rengifo y la necesidad de resaltar a la mujer dentro de la lucha por la libertad. Desde estos espacios se encuentra una dramaturgia de venezolanos que se reinventa, adapta para el discurso juvenil, mostrando su interés y la necesidad de masificarla para la participación estudiantil. Los trabajos de manatí siempre fueron como fiestas para la comunidad de la Gran Colombia, recibiendo todo el apoyo y proyección institucional. Muchos estudiantes que ahora son actores, actrices y gente de teatro han pasado por Manatí, Iris Dubs, Nazareth Gil, Augusto Galindez, Jeanette Gómez, Ivo Hernández… y muchos que seguro están ganados como espectadores del teatro.

BM. ¿Qué te interesa hacer con el grupo de Teatro Manatí?

JGC. Primero seguir trabajando para el público infantil, desde un teatro interactivo, creativo, sencillo, que no distorsione ni la realidad ni los conceptos. Que ofrezca valores universales para modelar, que forme generaciones de actores y actrices, que acerque al espectador hacia el teatro sencillo. Porque mi maestro Ricardo Acosta decía “que lo sencillo en el teatro es lo mejor”, y por convicción se que es así. Elizabeth Schön, también me decía que el hombre, a lo largo de la historia de la humanidad, siempre ha buscado la felicidad y se evidencia por el anhelo de las cosas más sencillas.

Igualmente me interesa que manatí sea un taller de investigación de la palabra, de la acción, de la realización, de la respuesta para quien busca lo teatral, un espacio para la dramaturgia que promueve la identidad y los valores de nuestra cultura, nuestro legado histórico. Que Manatí indague sobre el teatro juvenil y para público adulto y siempre con la idea de integrar, de sumar, de aproximar y no excluir. …y cuando yo esté viejito, ver como mi nieta María Beatriz Moreno, quien tiene 4 años y hace teatro con nosotros, tome las riendas de Manatí para seguir aportando a la construcción de la historia del teatro venezolano.

BM. ¿Cuáles crees tú son las características de un buen teatro para niños y niñas?

JGC. De entrada, el teatro tiene que impactar al espectador y dentro de ese impactar tiene que sustentar un tema inteligente con su dramaturgia, con un lenguaje claro, sencillo, atractivo, codificable. Que llame la atención desde la interpretación de los personajes, hasta la estética planteada.

Siempre digo que el teatro tiene que ver mucho con la cocina, con las Artes Culinarias. Preparar un plato implica un proceso donde intervienen hasta las reacciones químicas. Eso debe hacerse con mucho cuidado para que no caiga mal, sea digerible, nutritivo, placentero… Después que se prepara y se cocina la comida, llega el momento de emplatarlo. Este debe ser atractivo a la vista. Así es el teatro. Fíjate que lo que más le gusta comer a los niños y a las niñas es la pasta, papitas fritas… Hay que variarles la comida, el menú, para que se alimenten bien y crezcan sanos. Poco a poco hay que agregarles los nutrientes a esa base que les gusta. Así es el buen teatro para niños.

BM. ¿Crees tú que el teatro para niñas y niños debe servir para algo o por el contrario se hace sólo para entretener?

JGC. El teatro para niños y niñas no debe ser un simple hecho de entretenimiento. El teatro tiene su función social y es ilimitada. A lo largo de mi experiencia como docente del área de teatro, más de 27 años, he podido poner en práctica la relación pedagógica que tiene el teatro. Fíjate, el teatro es un recurso para el desarrollo de la personalidad, hablando de la formación del teatro y el teatro ha estado presente en el proceso de formación del niño y la niña desde el espacio de la educación inicial. Hay rincones para la dramatización donde los pequeñines hacen teatro llevando como tema su momento de la cotidianidad, su problemática. Una vez observé un diálogo entre dos niñas que jugaban con unas mantas figurando tener a sus bebés.

Una Niña: No fui al liceo hoy, porque tuve que ir al IPAS (hospital para los docentes venezolanos. “Agregado del entrevistador”) a llevar a mi hija que tenía vómitos azules.

Otra Niña: ¿La puyaron?

Una Niña: Sí, y le dolió mucho…

Ellas hablan de su realidad familiar y la plasman de lo más sencillo en su que hacer.

El teatro para niñas y niños debe ser una experiencia de vida. Tanto como cuando es interpretado por ellos, o como cuando son espectadores.

BM. ¿Cuáles de los montajes del grupo Teatro Manatí te han dejado gratos momentos y por qué?

JGC. Recuerdo muchos… En “Al Unísono”, se logró realizar un montaje donde las palabras, el texto, los silencios, se unían como en una fuga, sin ser una cantata. Los actores lo lograron. En “La Vida es Sueño” de Calderón y Ricardo Acosta, se logró establecer una estética contemporánea donde Segismundo también se amparaba en la estética punk. “El Picoteo o una Fiesta en los 40” con textos de Aquiles Nazoa, logramos el apoyo del actor Freddy Mota (QEPD), y Freddy Salazar para la ambientación y trabajo estético de los actores, para llevar los años 40, dentro de un lenguaje como cotidiano y con mucho humor. Ambos montajes fueron de gira a San Casimiro, presentándose en la Casa de la cultura y el pueblo que asistió se llevó al elenco a sus casas para que comieran con ellos, convivieran. Fue toda una odisea ponerse de acuerdo para distribuirse y complacerlos a todos. Fuera del ámbito estudiantil, a “Reverón”, por su puesto, porque consolidó ese lenguaje de interacciones con el público donde los niños y niñas están como invitados al castillete de Reverón y juntos hacen el teatro. Esta búsqueda ya la habíamos iniciado desde el ámbito de la narración oral y nuestro “Jugando con Goya” que nos vimos en la obligación de hacerle su dramaturgia, Muchos más… el trabajo con nuestros actores con necesidades especiales, donde resalta el trabajo de Maru, quien tiene más de 6 años con Manatí y pronto la veremos en”Vestida de Novia”.

BM. Gracias José Gregorio Cabello por esta entrevista, ¿te gustaría agregar algo más

JGC. Sí, hacer teatro es ejercer la vitalidad y exponerla. Digo esto porque hay que formar a quienes ejercerán a través de la escuela el trabajo de enseñar teatro a los jóvenes, a las niñas y niños de nuestra república. Todavía nuestra forma de enseñar el teatro en el ámbito estudiantil está limitada, está signado por un estigma que no es nutritivo, que limita el acercamiento real entre la experiencia vivencial y la teatralización. Recordemos que el teatro se enseña haciéndolo, ejerciéndolo. Los docentes de teatro en el ámbito estudiantil deben asumir su responsabilidad, esa misma originaria, que nació por allá en el año 1947, cuando el Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa era Ministro de Educación y decretó el Curso de Capacitación Teatral, enmarcado en el propósito de crear el Estado Docente que consiste en pasar de una educación de castas a una educación de masas.

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