EL VALOR DEL DIÁLOGO EN EL TEATRO

Por Carlos Herrera

Uno de los aspectos esenciales de la práctica teatral sea ésta derivada de una producción teatral o de un festival, muestra o encuentro es la capacidad de sostener diálogos con los creadores. Esta función de encuentro, conversación y debate tal y como lo afirma el investigador argentino se convierte en convivio sustantivo que ayuda a responder: ¿quién es quién? ¿cuál es el valor de una determinada experiencia escénica? ¿por qué un grupo o compañía teatral integra parte de la vitrina de un festival y otros no? y, hasta de poner a quien especta con quien crea a fin de abarcar un canal fluido y obligante.

Experiencia esencial; situación incomparable y complementaria que termina de armar el engranaje de aprehensión significante de lo que fue la recepción del espectador, del crítico o del investigador. Es termómetro que ayuda a medir la temperatura de las expectativas de un momento socio cultural sobre lo que se manifiesta como creación. De allí se ayuda a visualizar que el hecho escénico sea cual fuese su nivel de profesionalidad o, circunstancia de contextualización en el entramado de una población debe ser comprendido con múltiples miradas.

En el país, los espacios de diálogo entre creadores es casi inexistente. Salvo contados eventos que son algunos festivales, ámbitos de espera en salas, es posible hallar algo que se parezca a un centro polar para el intercambio entre artistas y su público -sea cual fuere su edad y grado de experiencia de uno y otro- y que desde allí establezcan el libre ejercicio de opiniones y de revitalizar la función esencial de conocimiento de uno hacia el otro. Es posibilitar ese reconocimiento que sitúa realidades a sabiendas de que cada día ella se complejiza y parece irse confinando a la virtualización que de por sí, es antinatural porque le resta ese calor de encuentro y diálogo vigorizante.

El diálogo entre los artistas y el público parece tener más oxígeno en otras latitudes. Los festivales internacionales han sido la mejor expresión de ello. El foro ha sido uno de las puertas más dinámicas para crear debates plenos de elementos para armar esas obligadas ventanas que muestra la médula de los criterios, que apuntala las percepciones y reconcentra las ideas sobre visiones, estéticas, conceptos y tendencias.

En ese intercambio, fluyen y confluyen como dije, las ideas dado el innegable interés por dilatar el horizonte de la palabra desde la presencia que va desde el dramaturgo al actor, del productor al director en franco encuentro con ese receptor anónimo pero nunca obviado: el público. Espectadores que son nervios eléctricos en la tribuna del foro para darle sentidos al diálogo que se establecerá y desde esa sinapsis, construir el poder de discursos que tonifiquen la dinámica de lo sociocultural. Si el alcance de un verdadero foro-diálogo se difunden en todo el amplio espectro de medios impresos, audiovisuales y cibernéticos, pues, ¡ganancia para todos!

Es un hecho incuestionable que sea bien por medio de los grupos y hacedores escénicos que esta imperiosa necesidad por establecer diálogos permanentes y no puntuales sean las base apara apuntalar desde la vida institucional de un grupo a la creación de un tejido reflexivo desenfadado y provocador en el cual, preguntas, respuestas, pensares y sentires se conjuguen en una vitrina que debe complementar la práxis y luego el sostenimiento de una memoria.

No basta con el hecho de crear y mostrar, de mostrar y esperar a que alguien vaya a ver. Se requiere generar decenas de cuadrículas de diálogo que consoliden la dimensión del agregado de valor de la significación / trascendencia que se intuye de un lado y de otro pero que solo en el diálogo se constata luego de la representación: Es allí que esa mirada de universos que constituyen el ritual de lo escénico en conjunto con el universo disímil de quien lo recepciona hace que adquiera sentido la conciencia entorno a la realidad y presencia del arte como bisagra vital del tiempo actual.

Un foro permanente donde el diálogo sea constante es espacio que ayudaría a construir mejores ejes para la reflexión y posibilitar las coincidencias de encontrarnos horizontalmente para seguir sumando la rica experiencia de conocernos desde cada ángulo del hacer y del espectar.

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