PROTAGONICAS, UN LIBRO QUE HACE TESTIMONIO DE PAIS
Por Andrea Hernández Bauza
No es tarea fácil entrevistar a nuestra editora Inés Muñoz Aguirre, quien es además la encargada de una sección tan importante como esta y en la cual ha logrado hacer significativas entrevistas; desde el mismo momento en que PUBLICARTE comenzó a circular. Además que para los que han seguido su carrera en el medio periodístico saben que es uno de los géneros que más le gusta, y con el cual se identificó desde su época de estudiante cuando algunos de sus trabajos merecieron las paginas centrales de aquel diario de Caracas dirigido por Tomás Eloy Martínez, donde entrevistó a personalidades de la talla de Eugene Istomin, uno de los músicos más importantes del mundo y quien escribiría luego una carta en la que decía que era una de las mejores entrevistas que le habían hecho a lo largo de su carrera. Además de todas las entrevistas realizadas en ese medio, escuela del gran periodismo, están sus entrevistas en El Nacional, las del periódico Mujer Mujer, o las de su programa de radio Fémina en el cual dio tanta relevancia a la mujer venezolana, programa este por donde desfilaron casi todas las grandes profesionales, políticas y luchadoras del país. Ahora se empeña en convertir ese interés en libros como PROTAGONICAS, que como ella dice, contribuye a testimoniar la historia de un país.
-¿Cual es la diferencia entre aquellas entrevistas y las que están en el libro?
- Hay una diferencia fundamental, el tiempo disponible para la investigación necesaria. No concibo una entrevista sin prepararse antes, sin documentación y sin investigar después. La entrevista realizada para un libro nos da mas libertad en ese sentido, tienes tiempo para tomar notas, para investigar mas allá de las propias palabras del entrevistado y por el contrario, hay un momento en que te entusiasmas tanto con lo que vas descubriendo, que mas bien hay que ponerse un freno, porque sino corres el riesgo de no terminar nunca. Hay entrevistas en PROTAGONICAS que en la medida en que iba ordenando la información, podían haberse convertido cada una de ellas en un libro, pero yo tenía una estructura bastante clara, en cuanto a numero de entrevistas que quería que formaran parte del libro y un equilibrio dado por la diversidad de temas abordados, lo cual me permitía no perder mucho el norte. Aunque a veces tuve mis dudas, ante temas tan apasionantes como el de la Iglesia en la entrevista a Gladys Parentelli. Estuve embebida en el tema durante días, con la tentación natural de seguir investigando.
- ¿Es más efectiva la entrevista enmarcada en el diarismo, o al contrario le parece más superficial?
- Depende de lo que se entienda por efectiva. Yo creo que la verdadera efectividad está en hacer una buena entrevista, sobre todo cuando se trata de entrevistas de personalidad. Y una buena entrevista consiste, para mi, en captar la esencia de lo que el entrevistado tiene para comunicar. Por supuesto las entrevistas que responden a necesidades de hechos puntuales no pueden esperar, allí el diarismo es una ventaja. Otro de los temas que se desprende de la posibilidad del diarismo es que hay un momento en que no se sabe quien es la estrella, si el entrevistado o el entrevistador. Eso no está de más, uno necesita cotizarse también, pero a mi me encanta la posibilidad de indagar sobre mi entrevistado, lograr que me diga cosas que no haya dicho, sorprenderlo y que me sorprenda. Que realmente los entrevistados sean los protagonistas.
- ¿Tienes recuerdos puntuales al respecto?
- Si, las lagrimas de gente como Tania Capriles, en la medida que fuimos profundizando sobre su trabajo con los niños enfermos, o la sorpresa de Esperanza Vera quien era directora de Conindustria y en un paseo por sus recuerdos terminamos en Maiquetía hablando de sus padres y sus hermanos. Ambas entrevistas realizadas en Femina. También recuerdo cosas como que a Carlos Gimenez el director de Rajatabla, no le gustó la entrevista que le hice a Carlos Canut, un actor español que trabajaba con el grupo en calidad de invitado, y eso me costó la salida del periódico, gracias a que debo haber hecho alguna pregunta inconveniente.
- ¿Y de la entrevista en la radio, cual es su visión en la actualidad?
- Eso es algo pendiente. Me encanta la radio. Creo que es el más poderoso de los medios de comunicación. Han pasado muchos años y no puedo olvidar la experiencia de los programas que hice, no sólo de Fémina, de Voces de medianoche. Siempre he querido volver con un programa de entrevistas, pero no ha sido posible
PROTAGONICAS. El inicio de una nueva etapa
Aunque el libro fue editado por Fundación Polar a mediados del año pasado. Se hace ahora su presentación, de la mano de su prologuista Nelson Bocaranda. Todo a su tiempo parece ser una máxima sobre la cual se apoya Inés, con el objetivo de reunir a los amigos en torno a este libro que tiene todos los ingredientes para gustar a sus lectores.
- ¿Cómo surge Protagónicas?
- De ese indagar, en el que las mujeres están trabajando duramente, están haciendo labores muy importantes en el campo en el cual se desempeñan y pocas veces alcanzan el protagonismo que se merecen. Quizá, porque se dividen en muchos roles al mismo tiempo. Me había planteado hacer algo con los programas de Fémina, los cuales tengo grabados en su mayoría. Siempre me ha inquietado que cuando escucho algunos de ellos, tengo la sensación de que estamos detenidos en el tiempo, como país, porque hablábamos con cada una de las invitadas de temas que tienen que ver con la ciudad, con la política, con nuestra idiosincrasia y la forma de ver las cosas, pero el tiempo pasaba y mis compromisos profesionales me impedían sentarme a trabajar en ello. Así que decidí buscar un espacio que me disciplinara, que me permitiera intercambiar ideas y entré en el Taller que ofrecía la Fundación Polar, titulado Periodismo y Memoria.
- ¿Cómo se asume un taller después de tantos años, haciendo lo que se pretende estudiar?
- Muy sencillo. Se asume como que si nunca se ha hecho nada, dejamos en la casa lo poco que podemos saber y las historias que podemos contar y nos presentamos ignorantes de todo. Es el único camino no sólo para aprender, sino el camino para actualizarse. Yo insisto en que hay que buscar continuamente la posibilidad de intercambiar, de confrontar ideas. En el campo de la dramaturgia me pasa lo mismo, a pesar de las obras publicadas y de las obras montadas, recientemente se estaba presentando Tocados de Luna en Colombia, me acerco a los talleres cada vez que puedo, a Rodolfo Santana, a José Gabriel Nuñez. No hablo de lo que he escrito a menos que alguno de ellos lo mencione, que siempre tiende a ocurrir, pero normalmente en los talleres uno se encuentra con muy poca gente que sepa de lo que uno ha hecho, eso ayuda mucho si uno lo que quiere es estudiar y aprender de los demás.
- ¿ Y cómo se vivió el proceso en particular de Periodismo y memoria?
- Con mucho interés por hacer de él la herramienta para encausarme. Milagros Socorro estaba al frente del taller y ella tiene una particularidad que trata a sus talleristas como mis niñitos, eso hace que uno se sienta un verdadero aprendiz, no importa la edad que tengas y creo que a su vez, eso le permite deslizarse con mucha facilidad entre la exigencia, la confrontación de ideas y la amabilidad. En primera instancia no le gustó para nada la idea que yo llevaba para mi posible trabajo, su cuestionamiento me puso a escuchar los programas, a darle la vuelta al tema, hasta que finalmente un día me plantee hacer nuevas entrevistas. Tampoco la convencí mucho y hubo momentos en que por cansancio, por mi trabajo, porque me dediqué a una investigación minuciosa, a veces estuve a punto de dejar el tema así. Recuerdo a Edda Armas y a Mercedes Muñoz defendiendo mi idea, las veces que les manifesté tener dudas y esos fueron los empujones finales. Todas las actitudes de quienes nos rodean en estos procesos contribuyen de una forma u otra a la calidad del trabajo. Eso es lo verdaderamente importante. Pasado un año de haber finalizado el taller, yo tenía listo el libro. Tengo un mail muy lindo de Milagros manifestándome su alegría y finalmente ese libro, la disciplina que necesité, las largas horas de trabajo, me condujeron a lo que quizá yo estaba deseando con más fuerza, alcanzar cierta disciplina en medio de todas mis actividades. Ahora es muy raro el día que no escribo.
- ¿Y las Protagónicas?
- Una maravilla. La mayoría de ellas conocían mi trabajo. De las doce, quizá tres o cuatro se estaban sentando a hablar con una persona desconocida. Las entrevistas variaban de lugar, en mi casa alguna de ellas, en casa de las entrevistadas otras, en mi oficina hice dos o tres; pero siempre un disfrute total, un tratar de indagar más y más y la alegría de ver como ellas se motivaban también. Tengo todas las entrevistas grabadas, en este mundo audiovisual algo se podrá hacer con ellas en algún momento. Hay algo muy particular en escucharlas, las inflexiones de su voz que trasmiten estados de ánimo, nostalgias, molestias, desencantos y esas mismas variantes trajeron consigo el que ninguna entrevista se parezca a la otra, ni siquiera en estructura. Cada entrevista responde definitivamente a lo que cada una me inspiraba y creo que eso contribuye a que el libro le guste tanto a la gente. Contribuye que se haya deslizado una idea o algún pequeño secreto de lo cual alguna quizá, se haya arrepentido, pero que dio el valor adicional a la entrevista.
- ¿Y ahora?
- Voy en la búsqueda de unas nuevas PROTAGONICAS. Creo sin duda, y no me canso de repetirlo que la entrevista es una herramienta maravillosa para hacer testimonios. Creo que eso es muy importante, porque en nuestro país la memoria es muy frágil. Cuando uno lee historias como la de Isolda Salvatierra, piensa que todo lo que ella cuenta en su lucha por la democracia del país, pasó hace mil años atrás y no; todo eso está ahí a la vuelta de la esquina. Con sus protagonistas totalmente activos. Yo creo además que este libro, a través de las vivencias de cada una de ellas, nos brinda un reflejo de lo que somos como país y yo, periodísticamente quiero seguir recorriendo ese camino.
Por Andrea Hernández Bauza
No es tarea fácil entrevistar a nuestra editora Inés Muñoz Aguirre, quien es además la encargada de una sección tan importante como esta y en la cual ha logrado hacer significativas entrevistas; desde el mismo momento en que PUBLICARTE comenzó a circular. Además que para los que han seguido su carrera en el medio periodístico saben que es uno de los géneros que más le gusta, y con el cual se identificó desde su época de estudiante cuando algunos de sus trabajos merecieron las paginas centrales de aquel diario de Caracas dirigido por Tomás Eloy Martínez, donde entrevistó a personalidades de la talla de Eugene Istomin, uno de los músicos más importantes del mundo y quien escribiría luego una carta en la que decía que era una de las mejores entrevistas que le habían hecho a lo largo de su carrera. Además de todas las entrevistas realizadas en ese medio, escuela del gran periodismo, están sus entrevistas en El Nacional, las del periódico Mujer Mujer, o las de su programa de radio Fémina en el cual dio tanta relevancia a la mujer venezolana, programa este por donde desfilaron casi todas las grandes profesionales, políticas y luchadoras del país. Ahora se empeña en convertir ese interés en libros como PROTAGONICAS, que como ella dice, contribuye a testimoniar la historia de un país.
-¿Cual es la diferencia entre aquellas entrevistas y las que están en el libro?
- Hay una diferencia fundamental, el tiempo disponible para la investigación necesaria. No concibo una entrevista sin prepararse antes, sin documentación y sin investigar después. La entrevista realizada para un libro nos da mas libertad en ese sentido, tienes tiempo para tomar notas, para investigar mas allá de las propias palabras del entrevistado y por el contrario, hay un momento en que te entusiasmas tanto con lo que vas descubriendo, que mas bien hay que ponerse un freno, porque sino corres el riesgo de no terminar nunca. Hay entrevistas en PROTAGONICAS que en la medida en que iba ordenando la información, podían haberse convertido cada una de ellas en un libro, pero yo tenía una estructura bastante clara, en cuanto a numero de entrevistas que quería que formaran parte del libro y un equilibrio dado por la diversidad de temas abordados, lo cual me permitía no perder mucho el norte. Aunque a veces tuve mis dudas, ante temas tan apasionantes como el de la Iglesia en la entrevista a Gladys Parentelli. Estuve embebida en el tema durante días, con la tentación natural de seguir investigando.
- ¿Es más efectiva la entrevista enmarcada en el diarismo, o al contrario le parece más superficial?
- Depende de lo que se entienda por efectiva. Yo creo que la verdadera efectividad está en hacer una buena entrevista, sobre todo cuando se trata de entrevistas de personalidad. Y una buena entrevista consiste, para mi, en captar la esencia de lo que el entrevistado tiene para comunicar. Por supuesto las entrevistas que responden a necesidades de hechos puntuales no pueden esperar, allí el diarismo es una ventaja. Otro de los temas que se desprende de la posibilidad del diarismo es que hay un momento en que no se sabe quien es la estrella, si el entrevistado o el entrevistador. Eso no está de más, uno necesita cotizarse también, pero a mi me encanta la posibilidad de indagar sobre mi entrevistado, lograr que me diga cosas que no haya dicho, sorprenderlo y que me sorprenda. Que realmente los entrevistados sean los protagonistas.
- ¿Tienes recuerdos puntuales al respecto?
- Si, las lagrimas de gente como Tania Capriles, en la medida que fuimos profundizando sobre su trabajo con los niños enfermos, o la sorpresa de Esperanza Vera quien era directora de Conindustria y en un paseo por sus recuerdos terminamos en Maiquetía hablando de sus padres y sus hermanos. Ambas entrevistas realizadas en Femina. También recuerdo cosas como que a Carlos Gimenez el director de Rajatabla, no le gustó la entrevista que le hice a Carlos Canut, un actor español que trabajaba con el grupo en calidad de invitado, y eso me costó la salida del periódico, gracias a que debo haber hecho alguna pregunta inconveniente.
- ¿Y de la entrevista en la radio, cual es su visión en la actualidad?
- Eso es algo pendiente. Me encanta la radio. Creo que es el más poderoso de los medios de comunicación. Han pasado muchos años y no puedo olvidar la experiencia de los programas que hice, no sólo de Fémina, de Voces de medianoche. Siempre he querido volver con un programa de entrevistas, pero no ha sido posible
PROTAGONICAS. El inicio de una nueva etapa
Aunque el libro fue editado por Fundación Polar a mediados del año pasado. Se hace ahora su presentación, de la mano de su prologuista Nelson Bocaranda. Todo a su tiempo parece ser una máxima sobre la cual se apoya Inés, con el objetivo de reunir a los amigos en torno a este libro que tiene todos los ingredientes para gustar a sus lectores.
- ¿Cómo surge Protagónicas?
- De ese indagar, en el que las mujeres están trabajando duramente, están haciendo labores muy importantes en el campo en el cual se desempeñan y pocas veces alcanzan el protagonismo que se merecen. Quizá, porque se dividen en muchos roles al mismo tiempo. Me había planteado hacer algo con los programas de Fémina, los cuales tengo grabados en su mayoría. Siempre me ha inquietado que cuando escucho algunos de ellos, tengo la sensación de que estamos detenidos en el tiempo, como país, porque hablábamos con cada una de las invitadas de temas que tienen que ver con la ciudad, con la política, con nuestra idiosincrasia y la forma de ver las cosas, pero el tiempo pasaba y mis compromisos profesionales me impedían sentarme a trabajar en ello. Así que decidí buscar un espacio que me disciplinara, que me permitiera intercambiar ideas y entré en el Taller que ofrecía la Fundación Polar, titulado Periodismo y Memoria.
- ¿Cómo se asume un taller después de tantos años, haciendo lo que se pretende estudiar?
- Muy sencillo. Se asume como que si nunca se ha hecho nada, dejamos en la casa lo poco que podemos saber y las historias que podemos contar y nos presentamos ignorantes de todo. Es el único camino no sólo para aprender, sino el camino para actualizarse. Yo insisto en que hay que buscar continuamente la posibilidad de intercambiar, de confrontar ideas. En el campo de la dramaturgia me pasa lo mismo, a pesar de las obras publicadas y de las obras montadas, recientemente se estaba presentando Tocados de Luna en Colombia, me acerco a los talleres cada vez que puedo, a Rodolfo Santana, a José Gabriel Nuñez. No hablo de lo que he escrito a menos que alguno de ellos lo mencione, que siempre tiende a ocurrir, pero normalmente en los talleres uno se encuentra con muy poca gente que sepa de lo que uno ha hecho, eso ayuda mucho si uno lo que quiere es estudiar y aprender de los demás.
- ¿ Y cómo se vivió el proceso en particular de Periodismo y memoria?
- Con mucho interés por hacer de él la herramienta para encausarme. Milagros Socorro estaba al frente del taller y ella tiene una particularidad que trata a sus talleristas como mis niñitos, eso hace que uno se sienta un verdadero aprendiz, no importa la edad que tengas y creo que a su vez, eso le permite deslizarse con mucha facilidad entre la exigencia, la confrontación de ideas y la amabilidad. En primera instancia no le gustó para nada la idea que yo llevaba para mi posible trabajo, su cuestionamiento me puso a escuchar los programas, a darle la vuelta al tema, hasta que finalmente un día me plantee hacer nuevas entrevistas. Tampoco la convencí mucho y hubo momentos en que por cansancio, por mi trabajo, porque me dediqué a una investigación minuciosa, a veces estuve a punto de dejar el tema así. Recuerdo a Edda Armas y a Mercedes Muñoz defendiendo mi idea, las veces que les manifesté tener dudas y esos fueron los empujones finales. Todas las actitudes de quienes nos rodean en estos procesos contribuyen de una forma u otra a la calidad del trabajo. Eso es lo verdaderamente importante. Pasado un año de haber finalizado el taller, yo tenía listo el libro. Tengo un mail muy lindo de Milagros manifestándome su alegría y finalmente ese libro, la disciplina que necesité, las largas horas de trabajo, me condujeron a lo que quizá yo estaba deseando con más fuerza, alcanzar cierta disciplina en medio de todas mis actividades. Ahora es muy raro el día que no escribo.
- ¿Y las Protagónicas?
- Una maravilla. La mayoría de ellas conocían mi trabajo. De las doce, quizá tres o cuatro se estaban sentando a hablar con una persona desconocida. Las entrevistas variaban de lugar, en mi casa alguna de ellas, en casa de las entrevistadas otras, en mi oficina hice dos o tres; pero siempre un disfrute total, un tratar de indagar más y más y la alegría de ver como ellas se motivaban también. Tengo todas las entrevistas grabadas, en este mundo audiovisual algo se podrá hacer con ellas en algún momento. Hay algo muy particular en escucharlas, las inflexiones de su voz que trasmiten estados de ánimo, nostalgias, molestias, desencantos y esas mismas variantes trajeron consigo el que ninguna entrevista se parezca a la otra, ni siquiera en estructura. Cada entrevista responde definitivamente a lo que cada una me inspiraba y creo que eso contribuye a que el libro le guste tanto a la gente. Contribuye que se haya deslizado una idea o algún pequeño secreto de lo cual alguna quizá, se haya arrepentido, pero que dio el valor adicional a la entrevista.
- ¿Y ahora?
- Voy en la búsqueda de unas nuevas PROTAGONICAS. Creo sin duda, y no me canso de repetirlo que la entrevista es una herramienta maravillosa para hacer testimonios. Creo que eso es muy importante, porque en nuestro país la memoria es muy frágil. Cuando uno lee historias como la de Isolda Salvatierra, piensa que todo lo que ella cuenta en su lucha por la democracia del país, pasó hace mil años atrás y no; todo eso está ahí a la vuelta de la esquina. Con sus protagonistas totalmente activos. Yo creo además que este libro, a través de las vivencias de cada una de ellas, nos brinda un reflejo de lo que somos como país y yo, periodísticamente quiero seguir recorriendo ese camino.
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