Un continente físico en acto emocional

Entrevista con Armando Holzer y Lusvio Ramírez a la luz del reestreno de la obra «Ella imagina.
por Juan Martins
Juan Martins: ¿Cómo constituyes tu proceso creador, es decir, por lo que puedo ver de tu trabajo me permito preguntarte: cómo te gusta contar, relatar o prefieres en cambio que la imagen constituya ese proceso?
Armando Holzer: Cada proceso es antes que nada el encuentro particular con un deseo que a su vez topa con un material que bien puede ser una imagen, una sensación, una voluntad que sirve de punto de partida y se articula a través de un texto dramático y en consecuencia de un continente físico o plástico a través del cual permanentemente viajo. En este caso evidentemente literario.
J.M.: Entendía para su momento de mi crítica a tu espectáculo Ella imagina, que estabas de acuerdo en lo que allí sostenía. Con tu permiso voy a citarlo de nuevo acá, a pesar de lo extenso, porque pienso que exige su reflexión, nos exige que tenemos que pensar al teatro como categoría de conocimiento: «el lenguaje de esa puesta en escena se sostiene alienado a la representación actoral. Así que la representación va hilvanando, sobre un mismo eje escenográfico, una estructura narrativa que lo hace en sí mismo un compromiso estético: un relato el cual nos mantuvo durante una hora y cincuenta minutos atentos a la tensión emotiva que se produce. Esto quiere decir que la «sintaxis del relato teatral» se define desde un material literario.... » ¿Podríamos juntos reflexionar sobre esta idea para dar inicio a esta entrevista?
A.H.: Creo hasta donde entiendo que estas hablando acá de varios aspectos que tendríamos que ordenar y enfocar. Ella Imagina, es en inicio un relato que posee la fuerza de lo oral, de la conversación en cotidiano, que no pretende ser otra cosa más que un acto confesional. Que pienso fue escrito con la intención de ser básicamente leído y no representado. Ya que a pesar de que el autor recurre a algunos elementos prestados de la dramaturgia (como las acotaciones en referencia a espacios que no tome en cuenta) y que el personaje narrador habla en primera persona. No hay acá intención de tramado relacionado a lo que tradicionalmente conocemos como acción dramática o de dialogación hilvanada hacia segundos o terceros, ni si quiera de modo monologado como lo organice para su representación. Por lo que el relato esta claramente marcado por esa relación que se establece naturalmente entre el texto literario y la libertad imaginativa del lector. La escogencia de Ella Imagina como material consecuencialmente dramático no es accidental dentro de mi trabajo, ya que, si bien es cierto que provengo del Teatro mi experiencia narrativa abarca por igual trabajos «performativos» y montajes con compañías de danza como Acción Colectiva. Opera, Café Conciertos, Vaudeville, Cabaret o el género de Carpa mexicano. En donde, como verás, los puntos de abordaje son diversos y me relacionan a modos de relato y universos personales en la manera de articular aquello que deseo expresar.
De niño me enviaban a dormir la siesta obligatoria que a la larga se transformó, en todo un universo que transcurría a espaldas de mis mayores y en un espacio en el que me tenia que fingir que dormía, por lo que no es extraño que halla elegido el texto de Millás y lo halla ubicado en esta cama en donde se desarrolla prácticamente toda la obra.
Respecto al trabajo actoral, pienso que afortunadamente mi encuentro con una intérprete, con una sólida formación en un país, donde la mayoría apenas articulamos una oración completa (nótese que me incluyo). Donde campea el analfabetismo emocional, las interpretaciones tonales a priori, la reproducción de clichés de naturalidad «Televisiva» o, por contraste, las actuaciones de retorcimientos físicos de onda «experimental intensa». Es «interesante» encontrar una persona dispuesta a dialogar creativamente, lo considero de por si un hallazgo que en mucho apuntaló el trabajo.
J. M.: Es un estimulo, decía, conocer este nuevo estreno de Armando Holzer en Venezuela. Me refiero al espectáculo «Ella imagina», basado en el texto homónimo de Juan José Millás (Alfaguara, 1994), preparado para la agrupación teatral «Coordinación» de San Felipe y producido por ti, puesto que me encuentro con un espectáculo que se sitúa fuera del establishment . ¿Estarías de acuerdo con esta afirmación y si es así: cómo visualizas este espectáculo en el marco del teatro venezolano. Puesto que pienso que es un trabajo estructurado, lleno de emociones y de edificación actoral. A mi modo de entenderlo, dimensiona el quehacer teatral en Venezuela en tanto a la relación de espacio teatral. Redefine la geografía teatral en nuestro país —usando los términos del destacado crítico argentino Jorge Dubatti—. Insisto, ¿qué piensas al respecto?
Lusvio Ramírez .- No creo que existan categorías de establishment en el teatro venezolano ya que nuestra historia teatral esta enfocada en la visión marcada por el teatro capitalino (que confundimos con el teatro nacional) y el teatro hecho fuera de la capital que sufre los mismos problemas y límites educativos, repertoriales y de tradición del teatro nacional. Uno de los problemas del teatro «capitalino» es pensarse distinto al teatro hecho fuera de la capital sin darse cuenta de que después de todo Caracas no es más que una pequeña provincia del mundo. Así que toda distinción es finalmente una distinción inventada. Tan solo habría que equiparar la cartelera de Caracas con la de cualquier lugar del mismo país en donde toda una actividad no es reseñada o la cartelera del teatro de varias ciudades latinoamericanas para reconocer que estamos invadidos de un teatro banal y sin ningún riesgo incluso a nivel «comercial».
J.M.: Hemos conversado en otras ocasiones de la importancia de la «Crítica Interna». Esta es, la que forma parte del creador sin afectar el «producto» final. Podrías extenderme un poco más tu criterio al respecto diciéndonos ¿cómo —en caso de que sea así— mi crítica pudo o no participar de tu proceso creador en este espectáculo Ella imagina?
L. R.: Tu crítica es importante ya que la apreciamos como parte de no de un proceso de producción en donde ojalá pudiese invitarse al critico como ensayista ya que este no está fuera de la labor creativa. Sino que, por el contrario, podría aportar puntos de vistas que son leídos por nosotros de modo pertinente y riguroso. El problema de toda nuestra critica nacional es el de no poder rebasar el rol de «recomendadores o de detractores» de la labor de por si ya depauperada. Y el de la pobreza de lenguaje y articulación que sufren la mayoría de nuestros llamados «críticos». En ese sentido tu esfuerzo por cultivar una crítica más cercana al ensayo y de estar fuera de los circuitos de la prensa que conocemos como especializada es que al menos no escribes en periódicos en donde tienes que compartir tus espacios con el porcentaje de muertes durante el fin de semana en Caracas. J.M.: ¿Cuáles son tus expectativas para su temporada ahora en Caracas?
L. R.: Esperemos que el público de Caracas pueda apreciar de manera sensible un trabajo desde la óptica de un público tan importante como el de San Felipe entendiendo que somos tan sólo una opción de comunicarnos con otros ámbitos y escenarios tan sólo un poco distintos a los nuestros.
J.M.: Ahora quiero atreverme a preguntarte algo que será para mí de interés —y creo que para muchas personas del medio teatral— ¿Crees, como así afirma, vuelvo a nombrarlo, Jorge Dubatti, que el crítico debe decirle la verdad al poder?
A.H.: Obviamente si, pero como sabes Juan, la verdad es tan sólo un punto de vista particular que se desprende de la ética o la moral de cada quien. No hay una sola visión de la verdad pero en nuestro caso opinamos que al menos debería ser objetivo y honesto. El gusto particular no convierte al critico en la voz autorizada y (esto es de Armando Holzer) aborrezco la critica que habla en nombre del público y se erige como en su representante. Para finalizar quisiera agregar que la mayoría de los críticos del país carecen no sólo del lenguaje que exigen a los espectáculos sino que, para su desgracia, ni siquiera saben medianamente redactar. Cosa que podemos constatar en la mayoría de los libros publicados por algunos «reseñistas y parásitos» del Teatro nacional. Pero esto ya ocuparía toda una entrevista más. Ahora la pregunta es: ¿después de estas respuestas crees que nos irá bien en la temporada?
J.M.: Tu pregunta es muy inteligente. Y me exige una respuesta comprometida con el discurso más que con lo mediático. Es decir, dejemos a un lado este efecto mediático de la crítica irresponsable y aceptemos que el público tendrá ese encuentro esperado con el arte, más allá aun del medio teatral. Y se contenga en la experiencia humana del acto creador que le permita a éste receptar el lenguaje que domina la obra: su sensibilidad y el lugar que le otorgan a las emociones. Si entendemos que el público se emociona con las cosas bien hechas, entonces tendrá la oportunidad de entregar su estado de ánimo, como lo hice yo en mi rol de espectador en aquella noche que tuve la oportunidad de ver la obra.

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