Poemario: Después del silencio de Ruth Vidaurre.

Poemario: Después del silencio de Ruth Vidaurre.
Editorial Diosa Blanca. Caracas, 2008
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Ruth Vidaurre, la poeta que nos hipnotiza con sus mandalas

Todo comenzó con unos sueños, imágenes visuales que le devenían en silencio, como si ensordeciera para poder ver más.
Comenzó a dibujar los sueños, ponerle piedras preciosas y también a demostrarle a la misma poeta, que sus manos son artesanales, que sí sabía de artes plásticas, de la armonía de los colores, como si recibiera lecciones artísticas de los maestros.
Después le puso voz a Después del silencio, a estas imágenes silenciadas, para que vibraran más y el eco totalizara lo que allí se revela, lo que allí se dicta, desde lo más íntimo humano. Así, la acústica completa las mandalas, y a manera de poesía intervenida, escuchamos los poemas que miramos fijamente en las mandalas.
Dónde más que en los sueños reside lo invisible, las revelaciones que nos acercarán a la realidad oculta. Porque los sueños son la lectura del corazón que se le escapa al cerebro. La pócima que no filtra ni destila la racionalidad, el sentimiento en bruto con el apasionamiento sin igual, a manera de big bang.
Con un lenguaje fértil, palabras concordantes escogidas con suma estética, apreciamos el poemario Después del silencio de Ruth Vidaurre. Son 12 capítulos y sus mandalas, precedido por un poema inicial: Por esa única palabra que pronunció mi corazón… verso musa que da la bienvenida a los poemas puentes, que se enlazan orgánicamente y armoniosamente nos procuran paz y más paz.
Ante una delicadeza extrema del lenguaje, los poemas logran la fuerza palpable y texturizada al igual que sus hipnóticas mandalas. Por ese encantamiento, llegamos al reino del poemario, Como si fueses tú la luz de las esperas / ruboricé las noches / con la imprudente desnudez / de las joyas que ataste / alrededor de mis tobillos / cuando salí al encuentro / de tu presencia tangible.



Nos adentramos al poema Cúpula de los caminos, en el que Con hambre de romanza, que es la sed con que se inicia un camino, Tengo la boca seca / como si aquí / hubiesen construido dentro / un retal de telares / sin mi cerco / sin mi oído / sin mi lamento por la ausencia de tu torso.
Siguiendo el camino, como Pastora del polvo de tu ausencia, vemos el mandala Por las aspas de tu nombre, hélices azules, sobre un fondo blanco azulado, o como escribe la poeta, de lo azul enllamarado, y en ese molino acampanado de flores, Por las aspas de tu nombre / tañe y dobla mi pecho / semejando a la campana / con sus brisas / con tus bronces. Sentimos al ver el mandala y al leer el poema, los vientos de amores, de ensoñaciones, en el que: Y veré tus horizontes / con los ojos de los pájaros / con la vacilación / de lo azul enllamarado.
Después del silencio es un juicio eterno del amor, amor del que ha amado, del que ha sobrepasado con certeza todas las pruebas de amor, con la inocencia segunda de la pureza renovadora.
Astrid Lander













Por esa única palabra que pronunció mi corazón
Encendí para ti
El canto crepitante
De los siete candelabros
En los brazos de tus vírgenes esposas

Como si fueses tú la luz de las esperas
Ruboricé las noches
Con la imprudente desnudez
De las joyas que ataste
Alrededor de mis tobillos
Cuando salí al encuentro
De tu presencia tangible

Y coloqué las marcas de mis pasos
Sobre el silencio inaudito de las plantas de tu pie

Por la bendición de mi inocencia
Esa:
Que aún desconoce las múltiples letras de tu rostro
Otórgame el recato de las sombras
Y dime amado mío

¿Existe acaso
La certeza de las huellas?











CÚPULA DE LOS CAMINOS


1..
Hambre de romanza
Con su cristalino toldo
Y ese dolor
Que nos abre el costado
Con ternura de gacela blanca.

2..
El cotidiano tú de cada día
Dámelo hoy
Y perdonaré a las flores
Así como ellas me han perdonado

Recógeme de mi caída
Y protégeme de la dureza de mis gemas.

3..
Tengo la boca seca
Como si aquí
Hubiesen construido dentro
Un retal de telares
Sin mi cerco
Sin mi oído
Sin mi lamento por la ausencia de tu torso




LAS ASPAS DE TU NOMBRE


1..
Yo te ofrezco mis vellones desolados
Con su siempre hambre de ti
Y su pasión de caricias
Surgiendo desde tu arrebato

2..
Cabe sí
El contener lo inasible

Por las aspas de tu nombre
Tañe y dobla mi pecho
Semejando a la campana
Con sus brisas
Con tus bronces

3..
Y el arañazo de la piel
Sobre mi fruto
Y mis veranos

4..
Como el rocío
Que por tus silencios
Amanece convertido en rama

5..
Y veré tus horizontes
Con los ojos de los pájaros
Con la vacilación
De lo azul enllamarado

6..
Pastora del polvo de tu ausencia
Por las cabritas que te llaman
Dejaré una huella de campana
Como cuenco
Que contenga tu mirada

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